En el corazón de la ciudad de Ovalle, a unas cuadras de la plaza de armas, Marlenne y Roberto reciben diariamente a quienes buscan complementar sus tratamientos médicos convencionales con terapias naturales.
«Mundo Marrón es una empresa familiar ligada a la salud y al bienestar integral que ofrece terapias complementarias y vende productos artesanales de sanación. Para conocer su historia, invitamos a Marlén Pizarro, a Roberto Ossandón y a sus hijos a dar un paseo por el parque, escenario perfecto para sumergirnos en esta interesante entrevista.»
R.U.: ¿Cómo nace Mundo Marrón?
Marlén: Nace como una historia de amor entre Roberto y yo. Él venía de la parte musical y artística, tenía una banda de blues; yo venía de un proceso de reinvención en una época difícil de mi vida, mi mundo era la fotografía y el diseño. Fuimos súper partners en esas áreas y le dimos forma a esta idea con la fusión de nuestros nombres: Marlén y Roberto Ossandón Navea. Primero, fuimos “Marrón: arte y diseño” y con el tiempo llegó a nuestras vidas la parte terapéutica. El año 2014, estudié flores de Bach y empezamos a vincular y abrirnos al mundo de la sanación. En 2016 se hace el giro completo a “Mundo Marrón: artesanías sanadoras y terapias complementarias”.
El bichito de querer vivir de lo que a uno le apasiona hacer, de crear y de ser un alma, desde siempre se ligó a eso. Desde muy niña lo único que hacía era “sopa de flores”. Mi mamá me decía: “Pasabas recogiendo piedras de todos los lugares donde íbamos y haciendo sopa de flores”. Entonces, te encuentras con que, en el fondo, tu alma siempre supo el camino de tu vida, y si te apartas de eso, te pones triste. Cuando nació Marrón, mi alma vibró de felicidad.
R.U.: ¿Cuáles son sus productos y servicios?
M.: Mundo Marrón se divide en dos áreas: la primera son las terapias complementarias, donde Roberto es Sonoterapeuta con cuencos tibetanos y musicoterapia, y la parte mía que involucra la terapia floral y la Gemoterapia, aunque Roberto ahora también realiza gemomasajes. La segunda es la artesanía sanadora, esta tiene que ver con productos que aportan al bienestar y a la salud de las personas, entre ellos: orgones en distintos formatos, saquitos de semillas terapéuticos, lámparas de cuarzo, lámparas de sal, atrapasoles, que son las últimas creaciones que tenemos en piedra, y otros productos que nacen por el conocimiento que tengo como Gemoterapeuta. Así la gente puede recibir también el poder sanador de los cristales en accesorios como pulseras, collares o en los mismos orgones, donde mezclamos y aumentamos sus beneficios.
R.U.: ¿Cómo estudian para ser terapeutas? ¿Hay algún lugar específico donde hacen cursos?
M.: Los orgones llegaron a nuestra vida cuando estaba haciendo un curso de geobiología, ahí aprendí que las casas también se enferman por las energías que libera la tierra, las que se conocen como geopatías. Por ejemplo, una red de agua debajo de tu casa libera contaminación electromagnética por la fricción que produce el agua con las rocas o con las paredes de la tierra, ese electromagnetismo entra a la casa produciéndonos enfermedades. Si estás expuesto a ello durante muchos años, te enfermas porque tu cuerpo empieza a absorber estas energías y eso es radiación. Muchos cánceres que aparecen y no hay explicación o antecedentes familiares ni nada es porque puedes estar durmiendo en un lugar donde hay líneas Curry, líneas Hartmann o fallas telúricas y cosas así, estas son geopatías. Al hacer este curso pensé: “y si mi casa está en una zona geopática, ¿cómo puedo liberar o armonizar mi hogar?”. Entonces aprendí que hay orgones naturales como los gatos, que, en culturas milenarias como la egipcia, creían que detectaban estas zonas y se alimentaban de esa contaminación, por lo tanto, donde ellos se echaban no era bueno estar. Por el contrario, los perros no se alimentan de esta contaminación debido a que, si a ellos les pones su casa en una geopatía, no se acuestan por nada del mundo porque prefieren evitar. También contamos con los cactus, que se alimentan de estas zonas igual que los gatos. Luego, en el curso dijeron que existen orgones que puedes poner en tu casa. Primero se hace una medición de radiestecia para ubicar el punto exacto de tu casa, negocio o lugar de trabajo, cuando se encuentra una geopatía, instalas una orgonita justo en ese lugar para que ella absorba esta energía y no tu cuerpo. Me pareció súper interesante y empecé a investigar sobre los orgones y unos meses después supe que venía la chica de “Mako Artes” a hacer un taller de orgones en Ovalle. Y así, navegando por las redes sociales encontré la información, le dije a Roberto y me inscribí, y ahí, aprendimos. Así fue cómo llegó el conocimiento y siempre estamos estudiando y tratando de perfeccionar lo que hacemos, buscando más información y actualizándola; porque entendemos que el tiempo de hoy es tan acelerado que a veces uno hace algo, y en dos años, ya tienes que actualizarlo y mejorarlo.
R.U.: Respecto a los productos, ¿cuál es su segmento de clientes? ¿Quiénes los buscan?
Roberto: Bueno, nuestro sector de clientes, generalmente, son mujeres entre los 20 y 55 años. Ellas son las que buscan, primero, la artesanía, que es una línea bien femenina, si se puede decir. Y es difícil que personas de más edad nos contacten, al igual que los hombres. Yo he atendido súper pocos hombres, y, todos los que he atendido, por lo general, llegan porque la mujer le dijo que fuera. Tenemos accesorios, decoración del hogar, cosa que ellos no hacen mucho, la verdad. La mujer es la que se preocupa de estos detalles, de que esté todo más “sanito” para la casa, y en la parte de terapia es lo mismo. Es ella quien busca terapia para su esposo, para sus hijos, y nos hemos dado cuenta de que, al final, se ponen ellas también… ése es otro mal que hemos detectado. Una de las principales causas de enfermedades que detectamos por las distintas terapias que hacemos es que nos estamos dejando mucho de lado, y eso nos está enfermando, nos está estresando y nos provoca distintos tipos de padecimientos. Las terapias que hacemos (Reiki, Flores de Bach, Cuencos y Acupuntura) son instancias en que te reencuentras y conectas contigo mismo, y es por eso, que son tan potentes.
R.U.: ¿Y qué pasa con las personas escépticas? ¿Cómo han lidiado con esas situaciones?
R.: Al principio hería el ego, cuando te decían: “no, yo no creo que esas cosas funcionen”. El otro día hablábamos de que se sentía casi como un ataque personal, hasta que nos dimos cuenta de que nuestro trabajo no es convencer a la gente, sino entregar información y, si le hace sentido, ¡genial!, puede probarlo. También hemos regalado varios orgones para que vean que funciona. Con las terapias pasa algo un poco más específico: si tú no crees en la terapia es difícil que funcione. Para que funcione tiene que haber tres aspectos: uno, que el terapeuta sea bueno; dos, que la terapia esté bien hecha y tres, el más importante, que la persona crea que la terapia va a funcionar y que tenga la disposición para eso. Si no es así, es difícil que le ayude, porque las terapias que hacemos te conectan contigo mismo, y eres tú el que te vas a sanar… eres tú el que va a trabajar para eso. Nosotros no tenemos la varita mágica que le va a sanar su enfermedad, o que le va a ayudar a superar el problema, sino lo que hacemos es acompañar y guiar en su proceso. En lo que también hacemos harto hincapié es que no somos terapias alternativas, somos terapias complementarias. Nosotros no queremos que abandones tu tratamiento ni a tu doctor, sino acompañar esos procesos. Y si hay que bajar dosis de medicamentos, que sea el doctor el que lo haga. Ojalá que con las terapias vaya bajando y dejemos de tomarlos, pero no le vamos a decir que lo deje.
R.U.: Sabemos que actualmente trabajan con Sercotec y, en general, son muy pocos los emprendimientos en esta línea que lo hacen. ¿Qué los motivó?
R.: Quisimos profesionalizar lo que hacemos, mostrarle a la gente que no es un hobbie y lo tomamos muy en serio. Como Marlén dijo, estamos construyendo nuestros sueños, haciendo lo que nos gusta, lo que nos nace y todo, pero también tenemos que ser responsables con eso. Una de las formas de serlo es no limitarnos con nuestras ideas, sino ir más allá, saber que Sercotec y otras instancias te ayudan y que es necesario formalizarte. Llegó un momento en que era difícil que compraran los cuadros al óleo o las lámparas porque la gente, por lo general, iba a las ferias a pie o no andan con mucha plata o querían hacerlo con crédito. Nosotros no podíamos ofrecer eso y fueron muchas las ventas perdidas, pero luego nos formalizamos y logramos una de las cosas que queríamos: tener la máquina de Transbank. Al tenerla, nuestras ventas subieron harto, y no es para llenarse los bolsillos de plata, sino para mantener lo que estás haciendo con gusto. Pasa mucho en los emprendimientos de artesanías, que no se ve tanto retorno porque la gente no compra mucho, entonces uno se va frustrando y empieza a buscar en otros lados. Nosotros no quisimos hacer eso, vimos opciones para atraer más público, encontramos la más indicada y funcionó súper bien.
R.U.: ¿Y cómo ha sido trabajar en familia?
M.: Como mencioné al principio, se transforma en un estilo de vida y es súper satisfactorio para nosotros. Nos hace feliz lo que hacemos, y como Roberto dijo recién, cuando actúas en coherencia con tu emprendimiento y con tu familia, todo eso, lo vas irradiando. En algún momento los clientes exigen la formalidad, entonces, queremos ser creíbles, transmitirles confianza a través de la formalización, de tener un espacio cómodo para atender a la gente y que este sea visualmente coherente con la terapia que recibirá, con todo eso, tu vida también entra en coherencia. Cuento con el apoyo de Roberto para quedarse con los niños en los días que me toca atención, y cuando le toca a él, lo hago yo… al final, nuestros tiempos son entre familia y emprendimiento. Pero es un todo, nos dividimos las cosas y resulta súper bonito porque es nuestro estilo de vida; vamos a todos lados como estamos ahora, en patota, y no decimos: “nuestra familia para allá y esto para acá”. Los niños se adaptan y entienden súper bien, porque han crecido en este mundo de terapias y de artesanías…
R.: Aparte, ver a tus papás felices con lo que hacen y no estresados porque tienen que cumplirle a un jefe o tener que cumplir metas que otros le ponen es un bien para todos.
R.U.: ¿Y qué pasos clave los han llevado hasta donde están ahora?
R.: Lo principal, yo creo que es la perseverancia. Hemos ido mejorando, estudiando y todo, pero nunca hemos parado. Hubo momentos bien duros en cuanto a lo económico, en esa curva, hemos estado “ahí” abajo (risas), pero no paramos, y sabemos que son momentos nomás.
M.: Te cuestionas si seguir o no seguir, pero, como el ave fénix, renaces más fuerte y piensas cosas para impulsar tu emprendimiento.
Es importante ser visible para que la gente de algún modo te conozca. A veces uno reclama todo para afuera, pero ¿qué haces para cambiar eso? Es bonito cuando hago algo para cambiar y veo resultados.
R.: Bueno, la constante búsqueda también, el estudio… actualizarse.
M: Esa es una fortaleza de nosotros, el conocimiento. También creo que ha acompañado bastante el preguntarnos por qué la gente prefiere nuestros productos versus otros que son muy parecidos y hemos hecho el ejercicio de preguntarles a las personas. Yo soy súper detallista (risas), algo que me dejó el paso por la universidad y el estudiar diseño. Como le digo a Roberto, se me grabó a fuego el oficio; el detalle, que no sea sucio, que esté bien cocido. Mi mamá me dice: “¡Hay, eres terrible!”, pero creo que eso igual marca la diferencia. Mucha gente me dice: “al lado también venden guateros de semillas, y a lo mejor son más baratos, pero yo me quedo con el suyo porque viene con un instructivo que me informa todo”. Me fijo que vaya envuelto en algo para que no los manipulen tanto, porque tendrá contacto con la piel… siempre estoy pensando en esas cosas.
Nuestro emprendimiento ha sido súper terapéutico para nosotros. Primero, desde verlo de una manera mucho más romántica e inflexible, a luego adaptarnos, porque, si queríamos vivir de esto y transformarlo en un estilo de vida, teníamos que ser flexibles, perseverantes, potenciar el conocimiento en todos nuestros productos y empezar a resaltar que somos terapeutas haciendo artesanía. Eso le dio confianza a la gente.
R.: Otra de las claves para tener éxito es hacer lo que te apasione. Es difícil lograrlo haciendo cosas por plata nomás o porque no sabes hacer otra cosa. Si algo te apasiona, capacítate, se perseverante y reformúlate las cosas, pero sin abandonar tu sueño. En algún momento vas a encontrar el camino y podrás ganar “lucas” con lo que te gusta… si haces lo que te apasiona, ningún camino es tan difícil.
R.U.: ¿Qué le recomiendan a una persona que inicia este camino?
M.: Son muchos los consejos que ahora podemos dar (risas), pero todos partimos así, desde la incertidumbre, sin saber cómo sería. Como dice Roberto, no es un camino fácil, pero hay algo que es muy bonito y es que cuando las cosas te van indicando que modifiques algo, hay que atreverse y hacerlo hasta llegar a la idea final. El reinventarse no tiene nada de malo y ser flexible tampoco. No hay más que nosotros mismos y nuestras propias limitantes para que nuestro emprendimiento se estanque, pero si te pide, no sé, la formalización, más publicidad, más mano de obra, lo que sea, hay que ser objetivo y hacer caso.
Yo creo que cuando tomas este camino es porque quieres conectarlo con tu felicidad, no sólo por ganar plata, porque si es sólo por eso, uno no ve resultados altiro y, a veces, cuando no son inmediatos, después viene el bajón, y tendrás que ser paciente y perseverar… eso hay que tenerlo claro. La gente se frustra y abandona, pero creo que es porque los cimientos no están claros en el principio.
Emprender es un camino lindo con todo lo que tiene, aunque a veces los tiempos de un emprendedor no son los mismos de alguien que trabaja empleado, pero es súper satisfactorio, porque como dice Roberto, también se vuelve una enseñanza para tus hijos.
Revista Urdimbre
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