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Revista Urdimbre

CAFÉ BARCAROLA: Fomentando la cultura cafetera local

Actualizado: 12 feb 2023

Ubicado en el strip center Rosario de Peñuelas (calle Amanecer 1401), encontramos este café de especialidad dedicado a difundir una importante variedad de granos de distintos orígenes, los que pueden ser deleitados a través de diversas preparaciones que, probablemente, han satisfecho tanto a paladares novatos como exigentes en la materia; eso sí, siempre acompañados de pastelería de gran calidad y otras preparaciones.

Francisco Venegas nos cuenta la historia de este acogedor lugar, su camino como emprendedor y cómo ha logrado durante estos meses mantener su sueño de potenciar una cultura cafetera en la zona.


Revista Urdimbre: ¿Cómo nace Barcarola? Francisco: El año 2018 nos enteramos de que construirían un strip center cerca de nuestra casa, justo cuando teníamos la posibilidad de ofrecer una pastelería muy buena por alguien de la familia. Quisimos complementarlo con algo que nos gustaba mucho que era el tema del café. Buscando información sobre las cafeterías que hay en La Serena y Coquimbo vimos que, en realidad, no era muy común el tema de las cafeterías de especialidad. En Santiago hay hartas, pero en ese tiempo no había mucho en esta región. De hecho, en Coquimbo había una sola que estaba en la Universidad Católica del Norte, pero no había ninguna pública. Entonces, quisimos irnos por ese lado, de la mano con el tema de la pastelería, y darle con todo a ese trabajo. Vimos que había muchas posibilidades de que fuera un negocio novedoso.

R.U.: Y cuéntanos, ¿por qué lleva ese nombre? F.: Fue una larga historia. De hecho, no se conoce mucho el nombre, así que hay quienes le dicen “Bar – Carola” y ¡no pues! Es una sola palabra. Quisimos ligar varias cosas: la tostaduría, la tradición del café que se prepara en Italia, también un poco nuestra identidad local, el puerto, la navegación; tratamos de buscar esos temas como ejes centrales. Así llegamos a un poema de Pablo Neruda que se llama Barcarola y con esto también quisimos que fuera un café literario donde hubiese alguna posibilidad de leer. Teníamos una biblioteca bien bonita y alcanzamos a hacer un par de talleres literarios, pero siempre todo enfocado en ese concepto: un tema marino, un poco italiano y un poco literario.

R.U.: Sabemos que tu idea inicial fue mostrar y potenciar el consumo de café de especialidad en la zona. ¿Cómo has captado la atención del público para que se acerque a este mundo? F.: Creo que lo que tuvo más éxito en nuestro proceso fue que hacíamos catas de café: la gente venía, aprendía, los baristas les daban charlas, probábamos distintos tipos y preparaciones de café, y eso les gustaba mucho. Después quedaban prendidos y buscaban otros orígenes, otros métodos, entonces ahí se lograba una fidelidad con las personas y se notaba el interés, que aún existe. Eso nos ayudó mucho, nos fue bien, pero falta harto por hacer. También hemos conversado con otras cafeterías de especialidad y, en general, hay súper buena onda entre todas, pero no hemos logrado algo más que pueda ser permanente en el tiempo para poder difundir mucho más el tema del café de especialidad, menos ahora producto de la contingencia…

R.U.: ¿Y cómo has evaluado el impacto que han tenido en ese aspecto? F.: Es difícil evaluar porque justo después del primer año que se supone que anda un poco lento llegó el estallido social, nos levantamos después de eso y vino la pandemia mundial, así que no hemos podido darle una continuidad a esa evaluación como quisiéramos. Pero sin duda hay gente que ha aprendido, que le gusta.

R.U.: Entonces, ¿existe una intención de generar alguna alianza entre los cafés más adelante? F.: Sí, de todas maneras. Existen campeonatos nacionales de baristas en donde, además, se muestran productos y métodos, hay conversatorios, y está el ansia de poder mandar a algún representante regional a estas competencias en conjunto con los otros cafés; se pueden hacer muchas cosas que ya hemos conversado. Estábamos en ese proceso cuando nos tocó todo esto y, de hecho, algunas cafeterías tuvieron que cerrar… ha sido complicado.

R.U.: Claro. Considerando todo lo que nos cuentas, nos gustaría saber cómo te has reinventado en estos momentos. Pese a todo, te has mantenido firme e incluso repuntando. ¿Cómo ha sido todo ese proceso? F.: Creo que fue el peor año para iniciar un negocio. Hemos pasado por todas las etapas, pero, al final, la gente igual nos responde. En marzo estuvimos con mucha cautela sin saber lo que venía; en abril tuvimos que reducir al máximo los recursos, despedir gente, rearmarnos, potenciar el delivery, que tampoco era nuestro fuerte; después, en junio, pensamos quizás en cerrar porque se acababa el contrato y hubiésemos podido aprovechar esa instancia para poder salir, pero perdíamos la inversión porque el local estaba quedando súper bonito… entonces ahí, en ese momento, decidimos achicarnos. Teníamos dos locales, así que regresamos uno para contraer un poco los costos y poder seguir. En agosto nos sorprendió muchísimo el delivery durante la cuarentena, fue espectacular, nos tiró para arriba en todo sentido: mucha gente pidiendo nuestros productos a su casa, ya sea por las aplicaciones típicas o por delivery propio, y eso también nos impulsó a decir “oye, esto tiene que seguir, esto no se ha caído y queda mucho por decir todavía”.

R.U.: ¿Las entregas a domicilio las habían considerado antes o tuvieron que implementarlas de golpe durante la pandemia? F.: Sí, habíamos empezado antes con PedidosYa, pero igual no prendía mucho. Cuando ya se venía esto, empezamos con UberEats y al final enganchamos con Rappi. En ese mes esas aplicaciones funcionaron muy bien y fue una necesidad real en ese momento. De hecho, nos fue mejor en cuarentena que antes, y nos ha permitido seguir adelante tanto económica como anímicamente. Ahora que se han ido levantando las fases, igual es emocionante ver que la gente va a las mesas que les hemos preparado dentro del local, obviamente, tomando sus precauciones, pero también nos visitan brevemente para buscar nuestros productos.


R.U.: Qué bueno, nos alegra saber eso. Respecto a tu camino como emprendedor, ¿es tu primera experiencia o ya conocías este mundo desde antes con otros negocios? F.: No es la primera experiencia, pero sí es la primera del rubro gastronómico; en eso no teníamos mucho conocimiento, pero hemos ido aprendiendo. La verdad es que soy ingeniero civil, me titulé el 2008, tuve un trabajo de oficina hasta el 2014 más o menos, pero algo me faltaba, me inquietaba… me incomodaba estar ahí en una oficina, sobre todo cuando no hay pega y hay que cumplir horario, calentando tu silla. La verdad es que nunca me convenció, así que partí con mi rubro. Tengo una empresa de ingeniería en mecánica de suelos, y ella nos ha permitido darle sustento a la cafetería. Armamos esa empresa en Santiago, nos vinimos a Coquimbo, y la hemos mantenido. En eso he estado trabajando todo este tiempo y, en paralelo, surgió el tema de la cafetería. Son rubros completamente distintos, pero en la base son más o menos lo mismo; es un tema de emprendimiento, de empuje, de administración. Sí, me he tenido que reinventar, por ejemplo, con el tema de las redes sociales. La ingeniería no necesita mucho de eso, pero la cafetería sí lo necesita bastante: Instagram, Facebook, WhatsApp, y todo el cuento. En ese ámbito he tenido más desafíos personales, pero he andado bien… ahí he estado aprendiendo.

R.U.: Pasando a otro punto, sabemos que has ganado algunos fondos concursables. ¿Qué nos puedes mencionar sobre ellos? ¿Cuáles consideras que son las claves para acceder a este tipo de recursos? F.: Con todo este tema de mantenerse en pie, no puedo dejar fuera a Sercotec, pero, particularmente, yo creo que el Centro de Desarrollo de Negocios de La Serena es bastante movido, tiene bastantes actividades y siempre están difundiendo los concursos que hay; no conozco mucho otros estamentos estatales, pero estos muchachos son súper motivados. Ellos tratan de enlazar emprendedores entre sí, por ejemplo, a mí con productos que yo pueda vender en mi cafetería. He ganado concursos de marketing en redes sociales y, en particular, destaco a Reactívate Turismo de Sercotec, que consiste en 3 millones de pesos en compras de materias primas y cosas para la cafetería. Eso nos ayudó muchísimo en un momento en el que estábamos flaqueando. Yo creo que es posible, hay que buscarle y darle; si no se gana, viene otro y hay que tratar de ver por qué se perdió. Quizás preguntarle un poco a las mismas personas de Sercotec, o a alguno que ya se lo haya ganado, pero, sobre todo, se trata de no bajar los brazos, intentarlo. Nunca se pierde por completo, siempre se gana experiencia.


R.U.: Con todo lo que mencionas, nos gustaría saber ¿Cómo ha sido tu relación al trabajar con otros emprendedores? F.: Bueno, como te contaba al principio, nosotros partimos con una pastelería familiar que no nos resultó mucho, así que tuvimos que contactar a otra pastelería que nos ha funcionado muy bien. Es súper satisfactorio ver cuando estás trabajando en la misma sintonía, porque de repente necesitas apoyo o te salen urgencias, y un emprendedor te responde, busca la manera. Otra empresa más formal quizás te dice “no, nos vemos el lunes” y listo. Pero cuando estamos en la misma sintonía siempre se trata de ayudar, no se ponen reglas tontas, siempre tratamos de apoyar al otro negocio y buscar alguna solución; eso es súper valioso. Sean emprendedores de jugos, tortas, pasteles, se nota esa buena onda y más ahora que uno ve cómo hay más emprendimientos que, hace algunos años, no eran tantos. Con las otras cafeterías también, cuando a veces he preguntado alguna cosa o es a mí a quien preguntan, siempre se busca apoyar constructivamente sin vernos como competencia ni nada, sino que, por lo menos en el tema de las cafeterías, sabemos que a todos nos conviene difundir y fomentar la cultura cafetera en la región.

R.U.: Claro, más ahora que resulta una buena opción trabajar de manera colaborativa. Volviendo a la situación actual, ninguno da por sentado que las cosas se mantengan tal y como están, pues pueden cambiar de un minuto a otro. Considerando esto, ¿tienes nuevas ideas para más adelante buscando contrastar cualquier escenario que se pueda presentar, ya sea mejor o peor que el actual? F.: La verdad, creo que todo emprendedor piensa cada dos minutos en “qué puedo inventar”, “qué puedo hacer”, “qué me falta”. Yo trato de ir siempre a otras cafeterías a mirar. Sí, tenemos ideas grandes y chicas en carpeta, pero van a depender de cómo se desarrolla esto. Al menos ya tengo la tranquilidad de haber llegado con estos dos años de funcionamiento a un piso que no me produce pérdida, entonces me da más tranquilidad para poder invertir en otras cosas y pensar en otros aspectos que pueden seguir mejorando el negocio.


R.U.: Para terminar, ¿qué te gustaría decirle a nuestros lectores?

F.: A los emprendedores, que la única regla que existe es siempre darle para delante; uno se puede caer, se puede equivocar, le pueden decir que no se puede muchas veces -eso es lo más común- pero creo que no pueden quedarse con el “no se puede”, sino que darle una vuelta, analizarla, ver cómo mejorarla y darle hasta que resulte, pero no quedarse con las ganas debido a un mal consejo o una mala palabra de alguien. Hay que seguir, porque cada uno tiene sus intereses.

A Sercotec y a CDN les agradecería porque han sido un gran apoyo, han estado ahí y han hecho todo más fácil, porque ahora sólo se sube el capital tributable, se contestan un par de preguntas y listo; antes te hacían unas evaluaciones gigantescas que, en realidad, no permitían que la gente común y corriente pudiera postular y ganar esos fondos.

Y a los clientes, pese a que estuvimos unos días cerrados, casi para siempre, darle toda la confianza y tranquilidad de que día a día estamos haciendo todo lo posible para mejorar; tenemos abiertos nuestros canales de comunicación para que nos hagan llegar sus inquietudes, sus preguntas, sus sugerencias.

Lamentablemente, aún estamos con las actividades un poco restringidas, pero en algún momento podremos volver a la realidad. Entre todos podremos hacer que la cultura cafetera pueda aumentar más en nuestra región.



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