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Revista Urdimbre

COOPERATIVA AGRONUEZ: Un ejemplo de asociatividad

Formada por pequeños productores agrícolas, la Cooperativa Agronuez nace el año 2007 a partir de la necesidad de resolver una problemática en común: la comercialización de su producción de nueces sin depender de intermediarios. Gracias a su ardua labor logran exportar sus variedades Serr, Chandler y California a otros países, principalmente europeos, destinando el 95% de sus ventas al mercado tradicional y el 5% restante al mercado del comercio justo. Actualmente, se encuentra conformada por 84 productores del Valle del Choapa y 6 socios pertenecientes a Monte Patria.

En esta ocasión, Bella Villarreal (Gerenta General de la cooperativa) nos cuenta sobre el camino que han recorrido a través de su experta mirada, forjada en la niñez por su familia campesina y curtida durante los 35 años que lleva trabajando en la pequeña agricultura.


Revista Urdimbre: ¿Cómo nace la cooperativa y quiénes la conforman? Bella: Desde tiempos remotos, la pequeña agricultura ha pasado por distintas dificultades y una de las más importantes es el acceso al mercado. Hace varios años, en el Choapa se hicieron dos macro inversiones: el embalse Corrales en Salamanca y el embalse el Bato en Illapel; junto a ello, nace un plan de desarrollo agrícola para el valle y se incorpora el rubro nogal como uno de los principales de la pequeña agricultura campesina. Luego, una vez listas las plantaciones en el año 2010, empezaron las producciones de nuevas variedades de nueces, como la variedad Serr, y los agricultores se ven enfrentados al tema comercial debido al aumento de volumen de ventas. Siempre digo que, en ese momento, muchos agricultores sintieron que tenían un problema que debían resolver. Se enfrentaron a ello con un trabajo previo de asociatividad a través de distintos programas de asesorías técnicas del Instituto de Desarrollo Agropecuario, donde yo trabajaba con ellos como empresa consultora, con asesorías técnicas y de apoyo a la comercialización de los rubros existentes. En este período se desarrollan algunas reuniones, se levanta una propuesta y algunos agricultores se convencen para crear una organización. Se habló de que sería una empresa comercial con el propósito de vender productos agrícolas y lograr que a los productores les fuera bien. Según estas características y su razón social, se decidió crear una cooperativa, la que no sólo se preocupa de la comercialización, sino también de las problemáticas sociales, los temas culturales, la participación. En el contexto de la vida de campo, la gente comparte muchas cosas, por lo que no se habla de una empresa con aportes de capitales, sino de una empresa con aportes de producción, con un territorio y asesorías técnicas en común, donde existen varias aristas que hacen que esto deba funcionar.

R.U.: Cuéntenos, ¿Cuáles son los beneficios de trabajar como cooperativa? B.: Cuando se está desarrollando un rubro con un tremendo potencial como la nuez y el mercado principal es el internacional, hay desafíos que van más allá de cosechar y entregar, pues también hay que procesar y darle el valor agregado que merece el producto. Los agricultores acostumbraban a trabajar de forma individual comercializando de la mejor forma posible, pero no era suficiente; aquí es cuando nosotros evaluamos alternativas para desarrollar un proyecto asociativo y se constituye la cooperativa. Lo primero fue arrendar una bodega para utilizar como un lugar de acopio y también para desarrollar los procesos; en nuestro tercer año, ya estábamos exportando nueces. En el año 2010, uno de los socios de la cooperativa viajó a Brasil para participar de una feria y conoce la experiencia del comercio justo, lo que nos incitó a investigar sobre este tema. En el Reino Unido había una cooperativa llamada Equal Exchange, empresa que nos ayudó a desarrollar todo el proceso para obtener el sello Frairtrade (sello de comercio justo). Como cooperativa Agronuez estamos muy agradecidos de haber conocido este nicho, pues nos ayudó a motivarnos para insertarnos en los mercados internacionales; este fue el puntapié inicial para nosotros. En el 2010, empezamos vendiendo pequeños volúmenes y ahora, en el año 2020, estamos haciendo exportaciones del total de la producción; sin embargo, sólo un 5% de ella está destinada al comercio justo, mientras que el 95% restante va al mercado convencional. Todo lo anterior tiene ventajas y desventajas como, por ejemplo, que anualmente hay que pagar auditorias, hay que cumplir con las exigencias de la certificación, cosa que se asocia bien con la organización ya que somos muy responsables con las obligaciones laborales, tributarias y con el medio ambiente.

R.U.: ¿Desean abarcar más lugares de la región de Coquimbo? B.: Para ello debemos pensar que las nueces chilenas están consideradas como unas de las mejores del mundo, y las producidas en el Choapa como las mejores de Chile, por lo tanto, nosotros siempre decimos “somos las mejores nueces del mundo”. Sin embargo, consideramos que la provincia del Limarí reúne casi las mismas características que la provincia del Choapa, por lo que estamos trabajando y apoyando técnicamente a los agricultores de ese valle para obtener un producto similar; así podremos potenciar la imagen del valle del Choapa y Limarí, y con ello la región de Coquimbo. Realizamos un trabajo bastante serio, responsable, pues la cooperativa tiene una marca en el mercado que es reconocida y cada vez tiene mayor demanda de sus productos.


R.U.: Respecto al tema de la pandemia, ¿se han visto afectados en la producción y en las ventas? B.: Bueno, antes que nada, las producciones se vieron afectadas en el 2020 por el problema crítico y grave de la sequía. El tema de la pandemia afecta a todos en distintas formas, y en el caso de la cooperativa nos perjudicó con la cosecha, la que fue súper lenta porque los socios tuvieron que hacerlo con su propia familia, la mayoría de la gente campesina son adultos mayores y no se podían exponer a llevar a personas externas a sus huertos. El tema comercial también se retrasó porque nuestros principales clientes están en Europa, donde la problemática se desarrolló de forma más progresiva entre los meses de marzo y abril, atrasando los retornos. Los procesos han sido más lentos porque hemos trabajado con menos personas, mientras que los costos aumentan al implementar un sistema sanitario efectivo que se cumpla de forma estricta. En la primera semana de abril, partimos con 25 trabajadores y hasta el momento no hemos tenido ninguna dificultad. La ventaja que tuvimos es que, apenas supimos la primera noticia de la pandemia en febrero, nos abastecimos de insumos sanitarios, así que alcanzamos a proveernos a un buen costo y a comprar de todo antes de que escaseara.

R.U.: Por lo que vemos, fueron bastante rápidos para actuar y les ha funcionado bien… B.: SÍ, hasta ahora, porque en la comuna de Illapel ha habido varios contagios, un número bastante significativo si pensamos que somos una comuna muy pequeña. Sin embargo, nosotros aún estamos invictos, pero creemos que todos hemos sido muy responsables cuidándonos los unos a los otros, y también a nuestras propias familias. El espíritu cooperativo traspasa más allá de los socios y trabajadores.

R.U.: Nos alegra saber eso. Pasando a otro punto, nos gustaría que nos cuente más de sus productos. B: Como mencioné antes, nuestro principal mercado es la exportación donde existe el formato estándar. En estos últimos dos años hemos desarrollado productos para ofrecer al mercado interno de alimentos saludables con presentaciones de 50 y 100 gramos, tanto de nueces puras como mix con otros frutos secos. También hemos desarrollado una línea de aceites a forma de prueba, los que han tenido una buena acogida por parte de la gente. Importante es destacar que nosotros tratamos de que nuestros procesos mantengan el producto lo más natural posible, sin afectar sus características organolépticas. Sin embargo, nuestra cartera de clientes se encuentra en el mercado internacional, porque acá en Chile no ha sido fácil ingresar al mercado, no somos muy buenos consumidores de nueces, aún siendo un producto bastante saludable.

R.U.: Claro, suelen preferir otros productos. Respecto a la región, ¿qué considera que falta para que las empresas tomen iniciativas como ésta y se unan para trabajar por el bien común? B.: No es un tema fácil… con toda sinceridad, siempre digo que las organizaciones tienen que nacer desde la convicción de la misma gente, de que es la forma de encontrar una solución a una problemática que les afecta. Creo que el Estado tiene bastantes programas de apoyo orientados a la asociación y acceso al mercado, pero no hay que olvidar lo ocurrido durante la reforma agraria, en donde las primeras cooperativas no funcionaron como se esperaba, creando desconfianza y miedo, y no es una tarea fácil reconstruirla. Además, al momento de constituir organizaciones hay que tener mucha claridad con lo que se quiere hacer, de qué forma y sin vender ilusiones. Por ejemplo, con Agronuez nunca le dije a los agricultores que ganaríamos más, sino que tendríamos un mercado seguro sin depender de exportadoras, pero sin ocultar que, como organización, podríamos pasar por dificultades. Por otro lado, hay que destacar que cuando empezamos con las exportaciones yo sabía muy poco; sin embargo, fui capaz de encargarme del proceso y desarrollarlo junto a un equipo técnico y profesional, donde todos fuimos aprendiendo juntos. También, hay muchas empresas que no se desarrollan porque no tienen capital suficiente, y nosotros tampoco lo tuvimos; solicitamos créditos a la banca con socios avales, pero siempre con la convicción de que, mientras se hicieran las cosas bien y con compromiso, todo resultaría. Además, fue necesario que todos estuvieran motivados y confiados, y comprometidos mucho más allá de un horario de trabajo. Creo que hay muchas oportunidades para organizarse, pero hay que tener claro por qué se va a hacer y no siempre pensar que se va a ganar más plata porque depende del año, las circunstancias, la oferta y la demanda. Por ejemplo, este año, la pandemia va a generar una crisis económica mundial. Por esto es importante la organización, porque es un grupo de personas con un equipo de asesores que resuelven estas problemáticas y los ayudan a postular a proyectos para lograr unidades productivas más sustentables. Además, es necesaria la honestidad, tanto con el cliente como con los líderes del proyecto, ofrecer lo que eres capaz de dar y hacerlo con la mejor calidad. Para mí todo es posible si uno tiene sueños y los quiere alcanzar: hay que soñar en grande y trabajar para lograrlo.

R.U.: Para terminar, ¿qué le gustaría decir a nuestros lectores? B.: Como cooperativa siempre estamos abiertos a contar y mostrar nuestra experiencia, así como lo hemos hecho con muchos agricultores del valle del Limarí, de la quinta región y de la sexta. Pero hoy invito a los agricultores del valle del Limarí, sobre todo a los pequeños, a que se incorporen como socios, sumen volumen, tengan confianza y que siempre piensen en la estabilidad del negocio por sobre las ganancias. Esta cooperativa es una empresa que ya inició su viaje en tren y sólo hay que “subirse al carrito”. La organización ayuda a que todos administren bien sus costos, además de darle seguridad al negocio, y todo ello te vuelve sustentable.

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