Clientes y Consumidores
Cuando el foco de un emprendimiento se centra principalmente en el producto o servicio, lo más probable es que las otras piezas del engranaje (recursos, propuesta de valor, segmentos, etc.), igual de importantes, queden en segundo plano, y se elaboren productos alejados de las necesidades de los clientes.
Para el caso de los emprendimientos que proponen proyectos muy innovadores, trabajar prolijamente es el desarrollo de producto no es suficiente, se debe incorporar una variable no menor: el segmento de mercado.
Ahondar en el conocimiento del o los clientes, ayuda a agruparlos de acuerdo a las necesidades, comportamientos y atributos comunes; de esta manera se sabrá quién o quiénes percibe atractiva o no la propuesta de valor ofertada. Es más, con el conocimiento obtenido, las probabilidades de éxito de un emprendimiento aumentan.
Para lograrlo, es esencial elaborar un perfil de los potenciales clientes. La idea es conocerlos, tanto desde una mirada demográfica (edad, nacionalidad, nivel socioeconómico, religión, etc.), como desde una mirada psicográfica (estilo de vida, valores, actitudes, intereses, necesidades etc.)
No es raro, entonces, identificar uno o varios segmentos; para lo cual, las empresas deben seleccionar, con una perspectiva crítica, a los que se van a dirigir y, también, a los que no tendrán en consideración, ya que también ayuda en el posicionamiento del negocio.
Una vez identificado el o los segmentos, se puede pasar a la siguiente etapa: la validación, que no es otra cosa que el momento en el cual los consumidores resuelven sus problemas, es decir, aprueban o no el producto. Finalmente, aquí se ve si es necesario ajustar y quizá pivotear para seguir creciendo.
Revista Urdimbre
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