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Revista Urdimbre

Economía ciRcular: más allá del reciclaje




Actualmente, el modelo de economía lineal implica un proceso en que “extraer, producir y desperdiciar” están siendo cuestionados por sus impactos en el medio ambiente y en la disponibilidad de recursos naturales a futuro. Surge entonces un nuevo paradigma de desarrollo denominado “economía circular”, que re-define el crecimiento basado no sólo en lo económico, sino que también considera menores impactos socio-ambientales de las empresas y su contribución a la comunidad en la que están insertas.

A nivel mundial, la Fundación Ellen MacArthur es precursora de la economía circular en el mundo. Su objetivo es acelerar y educar en la transición de una economía lineal a una economía circular. A nivel nacional, la Fundación Chile ha sido pionera en el desarrollo y fortalecimiento de un nuevo modelo colaborativo de desarrollo de bienes, que no solo beneficia a proveedores de servicios, sino que, además, permite la optimización del uso de los recursos naturales, la reducción de emisiones de carbono y el aumento del reciclaje.

Podemos decir que la economía circular nace para romper los paradigmas que van en contra de un desarrollo sostenible y armónico con la naturaleza. Este cambio implica muchas acciones “R”, desde Reflexionar sobre nuestros hábitos de consumo hasta Rechazar la compra de productos de plástico de un solo uso. También nos invita a Repensar y Rediseñar nuevos productos para Reducir desechos, otorgándoles un valor económico. Junto con ello, considera no sólo el Reciclaje, que es ya un último paso en el Reusar, sino que nos incita a Reutilizar los recursos materiales y los residuos, introduciéndolos de nuevo en el ciclo productivo al aumentar su tiempo de vida y, por lo tanto, se genera menos toxicidad, contaminación, desechos, y a la vez permite la entrada de las energías renovables.

En la Región de Coquimbo existen diversas innovaciones en el marco de la economía circular, las cuales he conocido por mi labor en la Escuela de Ciencias Empresariales de la Universidad Católica del Norte. Por ejemplo: cosmética natural, bloques de cemento que incorporan residuos de plástico, reutilización de ropa y textiles, lavado de vehículos en seco y sin consumo de recurso hídrico, reciclaje de residuos electrónicos, transformación de desechos de producción de crustáceos en quitosano (con una gran inversión en innovación y desarrollo), y el uso alternativo de desechos orgánicos que se convierten en otro producto con valor económico. Este es el resultado de innovaciones que han recibido el aporte del ecosistema emprendedor de la región, y ¡debemos ir por más!

Aun no siendo sencillo el reto al cual nos enfrentamos como sociedad, respecto de la innovación en economía circular, desde las instituciones de educación superior (como vanguardia del conocimiento), debemos aportar en educar y difundir este nuevo modelo de negocios para que cada día se sumen más jóvenes y emprendedores en la generación de empresas de triple impacto bajo el paradigma de la circularidad.











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