Siete meses han transcurrido desde que llegó el Covid-19 al país y cambió nuestras vidas. Un período en el que conocimos el teletrabajo, nos transformamos en profesores de nuestros hijos, y donde nuestro único contacto con el mundo han sido las compras esenciales y las videollamadas.
Si bien se trata de un fenómeno dinámico, sabemos que en algún momento retomaremos nuestra vida “normal”, o al menos podremos salir y hacer actividades fuera del encierro. Y aquí es donde aparecen los miedos y la inseguridad. Es importante tener en cuenta que estas sensaciones son una reacción adaptativa normal, que mezcla reticencia y miedo a volver a socializar e interactuar por temor al contagio; algo muy esperable tras el período de confinamiento.
Por eso hoy quisiera entregarles algunos consejos para enfrentar esto que deseamos, pero que no deja de ser difícil:
1.- En primer lugar, aunque suene reiterativo, es necesario seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias. Debemos entender y aceptar que la situación actual no es la misma que teníamos antes del confinamiento, y no nos hace bien vivir comparando nuestra forma de vida anterior a la pandemia: la flexibilidad en nuestros hábitos seguirá siendo la clave.
2.- Salir a caminar o hacer alguna actividad física (bajo las condiciones sanitarias pertinentes), ya que favorecerá no solamente a nuestro cuerpo, sino también a nuestra salud mental. 3.- Frente al miedo al contagio, será necesario reevaluar de forma objetiva estas “ideas de peligro”: será necesario centrarnos en el presente y aquello que podemos controlar, asumiendo que las propias conductas de autocuidado son nuestro mayor factor protector.
4.- Al igual que al inicio de la pandemia, es necesario controlar aquellos estímulos que generan malestar (seguimiento continuado de noticias sobre coronavirus, no apagar el celular dificultando la desconexión emocional, entre otros temas).
5.- Si existe ansiedad ante la reincorporación a actividades cotidianas, puedes conversar con tus cercanos y compartir lo que sientes. Esto puede ayudarte a “relativizar” tus dudas y miedos, y, si es posible, buscar una formar de hacerlo de manera progresiva, planificando con anterioridad cómo llevarlo a cabo. De todos modos, si te sientes desbordado/a o notas que esto dificulta tu vida normal, puedes evaluar acudir por la ayuda de un profesional.
No quisiera finalizar esta columna sin mencionar a quienes ya vivían su propio encierro y esto lo hizo más difícil: las y los enfermos crónicos. Ellos conocen el significado de la palabra incertidumbre y han transitado sus enfermedades con emociones similares a las que muchos hemos vivenciado en este extraño año 2020.
¡Aprendamos de su fortaleza y sigamos adelante!
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