Con la maternidad afloran emociones, cambios de rutina, frustraciones, oportunidades y un sinfín de cosas, todas ligadas al autodescubrimiento. Para Karen Valera Villalobos no fue distinto, pues este proceso tan caótico y hermoso también trajo consigo cosas que no esperaba: fue el puntapié de un camino que la llevó directo hacia el mundo del emprendimiento.
Desde pequeña le gustaban las manualidades. Primero, conoció el punto cruz, luego el bordado en cinta; y en lo que respecta al tejido, nos comenta que sus abuelas la acercaron al mundo de las lanas y algodones, algo que considera muy importante. Cree que su habilidad manual proviene de ellas, aunque cada una utiliza su propia técnica.
Todo lo anterior la llevó a tejer para su primera hija, Antonia. Luego de su nacimiento, indagando en internet, descubrió los amigurumis, muñecos tejidos a crochet que resultan ideales para los pequeños, y más aún si están hechos con fibras hipoalergénicas como el algodón. Así fue como aprendió la técnica a través de tutoriales y libros, enamorándose del proceso. Tantos tejió y tan bellos resultaron, que su esposo y familia le animaron a mostrarlos. Desde entonces no ha parado, y ya lleva un año comercializándolos oficialmente bajo su marca Anto Amigurumis, en la que también participa su hermana administrando las redes sociales para lograr una mayor eficiencia. Hasta la fecha, llevan más de 150 muñecos entregados.Su público es principalmente infantil, pues son muñecos de apego, livianos y fáciles de transportar, lo que permite que puedan llevarlos a todas partes. Sin embargo, tienen un público adulto no menor, que busca personajes de series, dibujos animados, o muñecos personalizados. A todos ellos les entrega mucho amor y dedicación, tanto al realizarlos, como al empacarlos en sus delicadas bolsas de papel, buscando atenuar su huella de carbono. Mientras nos cuenta sobre todo ello, comenta que “me gusta mucho tejer, es una terapia para mí, un punto de fuga de la rutina, y más aún si hace feliz a otros, especialmente a los niños… esa es la finalidad”. Como educadora de párvulos de profesión, mantener ligado su emprendimiento con la infancia resulta muy importante.
Cuenta con más de 60 diseños diferentes, dentro de los que destaca a “Sebastiana Osa”, una simpática osita, muy hermosa y vanidosa, vestida con jardinera y su característico moño.
Pero no solo se dedica a la venta de amigurumis, sino también a enseñar la técnica de manera adecuada, compartiendo tips para lograr un mejor acabado. Para ello ofrece dos tipos de talleres, el primero de iniciación y el segundo de amigurumi intermedio, los que, de momento, están dirigidos para jóvenes y adultos. Sin embargo, al notar el gran interés que actualmente tiene Antonia en aprender a tejerlos a sus cinco años, está considerando fusionar sus conocimientos como educadora de párvulos y en el tejido para enseñarles esta bella técnica a niñas y niños.
Así que ya lo sabes: Si buscas un regalo ideal para niños, adultos, e incluso para ti, en Anto Amigurumis encontrarás hermosos muñecos tejidos a crochet completamente a mano, confeccionados cuidadosamente con mucho cariño.
Revista Urdimbre
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